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Estar lejos de su familia cada vez que está de gira es lo más difícil de ser candidato, afirma Rosales. |
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"Lo llaman Robocop. Es que él nunca se cansa" comenta una de sus asistentes.VIVIAN CASTILLOEL UNIVERSAL, Venezuela"Dale gasolina a eso", dice Manuel Rosales al chofer de la camioneta en la que se transporta. El volumen de la música debe estar al máximo para el tema de Marc Anthony que suena en el reproductor. El candidato corea junto al equipo que le acompaña en las giras, al tiempo que sigue el ritmo con sus palmas, animando el trayecto. "Valió la pena lo que era necesario para estar contigo amor"
Son las 3:00 am. El aspirante del conglomerado opositor se traslada al Hotel Park de la ciudad de Mérida para descansar luego de un agitado día de recorrido por los pueblos del estado occidental.
Al llegar al lobby del hotel, se despide del grupo de trabajo y acuerda la hora de encuentro, "mañana a las 8:30 aquí, puntuales para salir", señala.
El día de Rosales inicia a las 7:00 a.m., cuando da una ojeada a la prensa de circulación nacional y regional y recibe los últimos informes de su comando de campaña.
Desayuna "fuerte para aguantar el día": huevos revueltos, carne mechada y arepita andina acompañada de un café, "porque uno no sabe a qué hora podrá volver a comer".
Casi a las nueve abandona el hotel para comenzar la faena: caminata en la ciudad de Mérida, en Ejido, Lagunillas, Santa Cruz de Mora, Tovar, Bailadores, Zea y otra vez a Mérida, pero antes de empezar "toca detenerse en una conferencia de ingenieros y en la sede de la Televisora Andina para conceder una entrevista".
Una vez culminados los compromisos, comienza la caminata por la capital merideña. La gente que le espera desde temprano en la calle lo obliga a iniciar la marcha unas cuadras antes de lo previsto, práctica común en los recorridos del líder opositor.
El candidato camina, corre, camina y saluda, poniendo a prueba la resistencia física de su equipo, de los periodistas y de todo el que le acompaña. No en vano lo llaman Robocop. "Es que él nunca se cansa", comenta una de sus asistentes.
"Yo hago mucho ejercicio, juego con mis muchachos y con sus amiguitos voleibol, fútbol, futbolito, baloncesto, ping pong y cualquier cosa que se nos ocurra, de hecho convertí una pista de baile que había en la residencia del Gobernador en Maracaibo, en una cancha techada de usos múltiples, allí paso mi tiempo libre y me entreno, tambien tengo una caminadora", señala .
Rosales usa unas botas muy similares a las de los efectivos militares, mientras ríe comenta que "antes caminaba con zapatos de goma pero me pisaban muy duro y me los sacaban, estas no me las pueden quitar, en cambió yo sí puedo pisar al que va adelante".
Al final de la marcha, donde le espera la camioneta que lo trasladará al siguiente punto, se monta todavía muy agitado. Suda. Fatigado se recuesta del asiento parece que no pudiera dar un paso más. En seguida extiende su mano hasta el bolsillo del asiento y saca unos pañuelos para secarse el sudor de la cara, los cuales están impregnados con una mezcla de perfumes: Jean Paul Gaultier, Eterniti, Hugo Boss y Clinique.
El gobernador del Zulia pide su bebida favorita, una Coca Cola Ligth .
A las puertas de Ejido y como si estuviera comenzando el día Rosales se baja de la camioneta y arranca la carrera nuevamente hasta que llega de nuevo a la camioneta para continuar el camino.
Durante el trayecto en carro, el candidato se comunica con los dirigentes de su comando de campaña a través del celular y de la computadora portátil, soluciona problemas, aprueba los afiches de propaganda y se come algunas chucherías para mantenerse en pie.
Siempre encuentra tiempo para hablar con su esposa y sus nueve hijos, para saber dónde están, cómo va todo y cuáles son los planes que tienen para el día, lo que más me cuesta de la campaña es estar lejos de ellos".
Rosales pide música, "vamos a escuchar el himno del camino, el segundo de la campaña" y comienza a cantar "valió la pena lo que era necesario para estar contigo¿" al tiempo que dice "más volumen, dale gasolina " para animarse y animar a su gente a continuar. Las gaitas y la salsa no pueden faltar en el carro.
Al pasar por algún poblado solicita al conductor que suene la sirena y entonces baja el vidrio para tener más contacto con la gente. En ocasiones se detiene para conversar con alguna persona, para escuchar sus problemas e inquietudes, pare recibir una carta, y tomar nota de su caso "porque vamos a ayudarla".
Nunca es mal momento para bajarse y comprar a algún vendedor ambulante pan, piña y hasta ají chirel, elementos que podrían servir más adelante para jugar algunas broma a su equipo de trabajo, lo que según él le da "sabor" al apretado tren de la campaña.
A las 7:00 p.m. entre Bailadores y Tovar, cuando sólo queda en agenda el recorrido y la concentración por la población de Zea, el líder opositor hace un alto en el camino para probar "la tizana más famosa de los Andes venezolanos". Pide uno y otro vaso y lo va repartiendo a su asistente, a su equipo, a los periodistas e inclusive a algunos de los seguidores que se plegaron a la caravana desde temprano, "yo brindo".
Aquí no se duerme
Un régimen ha sido impuesto por el candidato al equipo que viaja con él, "el que se duerme pierde" por duro que haya sido el día, por cansado que puedan estar, "si te duermes pierdes" porque puedes despertar con la cara pintada, llena de crema, de Nutella o de cualquier cosa que tenga a la mano. "¿Para qué comer? ¿para qué dormir?, ¿para qué?", se burla.
Rosales viaja acompañado de dos asistentes y asesores, organizadores y personal de seguridad, la mayoría tiene mucho tiempo trabajando a su lado, "a veces dicen que yo soy bravo, que soy refunfuñón, pero ellos no se van de mi lado, por algo será".
Ya casi a las 10:00 p.m., el aspirante del conglomerado opositor culmina el recorrido del día, pero lejos está de terminar con todas las actividades. Lo esperan en casa de uno de los dirigentes de su campaña para hacerle un agasajo.
Aunque sus asistentes le ofrecen algunas chucherías para engañar al estomago el candidato aclara que "lo único que quiero es un gran pedazo de carne", así que lo mejor es apurar el paso para llegar a la casa donde lo esperan con un sancocho y una carne en vara, ´pero antes hay que hacer una parada en una bomba de gasolina para refrescarse y poder cambiarse la camisa por una limpia y seca.
Un grupo de vallenato anima la reunión realizada para rendir homenaje a Rosales.
El líder opositor saluda y conversa con los asistentes y poco tiempo después se sienta a degustar "un buen trozo de carne y una yukita".
No importa cuán temprano se haya levantado, todavía tiene mucha energía, tararea y canta, disfruta de la música y a cada tanto pide el tema que le gusta: " toca La Reina, Venao" pide al tiempo que se prepara para cantarla y llevar el ritmo con las manos, y hasta para bailar.
Son las 3.00 de la mañana, y el aspirante opositor se monta de nuevo en la camioneta esta vez para finalmente trasladarlo al Hotel Park de Mérida para descansar luego de un agitado día.
Al llegar al lobby del hotel, casi a las 4:00, se despide de sus asistentes y del resto del equipo mientras puntualiza "mañana a las 8:30 aquí, puntuales para salir otra vez, esta bien, a las nueve", dice mientras se ríe.
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